¿Por qué invertir en bonos del Tesoro de Estados Unidos?
Pese a la amplia oferta de instrumentos de inversión complejos y de mayor rentabilidad en los mercados de renta fija, creemos que los bonos estadounidenses deben constituir un elemento esencial de una cartera de renta fija por razones estructurales. Gracias a su estabilidad frente a otros instrumentos de renta fija, pueden servir, al mismo tiempo, como protección frente a la exposición al crédito y como una fuente eficaz de liquidez; unas características especialmente útiles en fases de volatilidad, pues se negocian con mayor facilidad que los instrumentos de crédito.
En coyunturas como esta, los agentes del mercado tienden a buscar de forma masiva activos refugio y la demanda de bonos del Tesoro de Estados Unidos suele repuntar con fuerza. Dicho esto, el momento de valorar su incorporación a la cartera debe ser, en nuestra opinión, anterior a la irrupción de la volatilidad. Si la cartera de renta fija ya contiene bonos estadounidenses cuando tienen lugar los contratiempos en el mercado, los inversores pueden rotar sus asignaciones y adelantarse a esa huida del crédito en favor de la deuda pública negociando a niveles más atractivos desde ambos lados de la operación.
Por qué ahora es el mejor momento
Dado que hay muchos motivos para esperar que 2025 sea un año volátil, ahora puede ser un buen momento para que los inversores consideren el papel de los bonos del Tesoro de Estados Unidos en sus carteras de renta fija. Con más de 19 billones USD en circulación a finales de 20241, se trata de la clase de activo más abundante en los mercados internacionales de deuda.
Cuando hablamos de bonos del Tesoro de Estados Unidos, la duración es un aspecto clave. En comparación con hace un año, las condiciones del mercado han mejorado en los títulos cuya duración va de los cinco a los diez años. En términos estructurales, bajo nuestro punto de vista estos bonos brindan una oportunidad potencialmente interesante de rentabilidad total ajustada al riesgo frente a duraciones menores y mayores. Con duraciones más cortas, los inversores se enfrentan al riesgo de subestimar la volatilidad de los precios, mientras que las duraciones más largas implican un mayor riesgo, al ser más sensibles a las variaciones de, entre otros parámetros, los tipos de interés y las expectativas de inflación.
A finales de 2023, los tipos oficiales estaban en niveles más elevados y la curva de rendimientos más aplanada. Por lo tanto, incorporar bonos del Tesoro estadounidense a una cartera de renta fija suponía todo un reto porque, más allá de las duraciones cortas, no reportaba un gran beneficio a los inversores.
En cambio, ahora los tipos han bajado, y aquellos bonos entonces menos interesantes con duraciones más largas, de entre cinco y diez años, han cobrado un mayor atractivo. Así pues, como estamos convencidos de que los títulos con esas duraciones intermedias suelen ofrecer un equilibrio óptimo entre rendimientos y duración y de que las condiciones del mercado son favorables hoy y a corto y medio plazo, no juzgamos necesario ampliar la duración aún más.
Conclusiones
En nuestra opinión, la importancia de los bonos del Tesoro de Estados Unidos en las carteras de renta fija reside en que son más líquidos que otros títulos de ese universo de inversión, de modo que pueden ofrecer a los inversores protección frente al riesgo de crédito y capacidad de compra cuando la volatilidad dé paso a oportunidades atractivas de rentas y revalorización del capital. La coyuntura del mercado actual favorece un desempeño positivo de los bonos estadounidenses a entre cinco y diez años desde la perspectiva de la rentabilidad total ajustada al riesgo.
Existen razones de peso para defender esta clase de activo, a la cual es preferible que los inversores accedan mediante una gestión activa en lugar de pasiva. Desmarcándose de un índice de referencia, los inversores pueden estar mejor posicionados para rotar sus asignaciones de forma dinámica, intercambiando bonos del Tesoro estadounidense y otros valores de renta fija a conveniencia, con el fin de sacar partido de las ineficiencias en los precios y generar rentas.