Un entorno macroeconómico sin precedentes para la mayoría de los inversores está emergiendo este año. La mayoría de los bancos centrales están adoptando políticas expansivas en lo que podríamos calificar de mercados laborales históricamente tensionados. La escala y el impacto de los aranceles de EE. UU. siguen siendo una incógnita, y lo más probable es que el mercado continúe alternando entre diferentes narrativas macroeconómicas. La incertidumbre en torno a la evolución del ciclo económico podría llevar a los inversores a contemplar una gama más amplia de resultados cíclicos y de respuestas en materia de política económica. Esta situación crea las condiciones para:
- Una mayor diferenciación entre países. A medida que la globalización adquiere una forma diferente, más limitada, aumenta la importancia de comprender los mercados locales y, con ello, el abanico de oportunidades. De ahora en adelante, cabe esperar una menor correlación entre países y una mayor divergencia en las políticas económicas.
- Mayor volatilidad de los diferenciales en los mercados de crédito. El año pasado, la volatilidad en los mercados de crédito prácticamente desapareció. La mayor caída registrada en el mercado estadounidense de high yield fue de solo el 1,6%. Es poco probable que este año veamos un entorno tan benigno, dado el contexto de políticas poco convencionales (y a veces caóticas) y un panorama de seguridad nacional mucho más impredecible y peligroso.
- El excepcionalismo estadounidense podría ponerse a prueba. Durante los últimos 25 años, el mundo ha depositado sus ahorros en activos financieros estadounidenses, pero es probable que en el futuro la relación entre crecimiento e inflación de la economía de EE. UU. se deteriore, lo que la haría menos excepcional.
Con motivo de su reciente 25º aniversario, nuestro equipo de Opportunistic Fixed Income comparte sus reflexiones sobre estos retos y las oportunidades potenciales que pueden surgir para los inversores que mantengan la perspectiva, la flexibilidad y una cartera de renta fija diversificada y bien construida.
Utilizar la psicología inversa
A la hora de invertir, es fácil dejarse llevar por la inercia. Si algo funciona, es natural pensar que seguirá funcionando. Si algo ha funcionado —o no— en el pasado, lo más probable es que creamos que volverá —o no— a hacerlo. Sin embargo, la historia nos enseña que la peor decisión estratégica en materia de asignación de activos es extrapolar las tendencias dominantes actuales o pasadas para tomar decisiones futuras.
Los ganadores de hoy pueden no seguir siéndolo, o pueden estar sobrevalorados y dejar de generar rentabilidades atractivas. Los perdedores de ayer podrían recuperar el terreno perdido. Por lo tanto, es necesario ir más allá de estos conceptos y centrarse en lo que realmente importa.
Dar prioridad a la construcción de la cartera
¿Y qué es lo que realmente importa? En lo que respecta a la gestión de carteras de renta fija, consideramos que la construcción global de la cartera es, probablemente, más importante que la selección de títulos de crédito. En nuestra opinión, una cartera construida de forma consciente integra diferentes niveles de diversificación en su estructura. Esto puede traducirse en una inversión diversificada en diferentes sectores, horizontes temporales, ubicaciones geográficas, estilos y objetivos. Un enfoque flexible y diversificado en renta fija puede maximizar la rentabilidad ajustada al riesgo a lo largo del tiempo (véase gráfico 1).