Como ocurre con cualquier categoría de mercado relativamente nueva, es importante contar con información actualizada y clara, informes estandarizados y métodos de calificación coherentes. A los inversores se les debe permitir evaluar de una forma razonable la sostenibilidad de los activos en que invierten. Además, algunas regiones han tardado en adoptar esta categoría de inversión debido a contratiempos sociales, macroeconómicos o políticos. Alcanzar los objetivos de sostenibilidad establecidos puede resultar difícil para algunas empresas o inversores. Por último, el entorno normativo de la inversión sostenible, sobre todo en cuanto al cambio climático, sigue avanzando. Se están elaborando normas sobre prácticas empresariales y de inversión, pero persisten ciertas desigualdades locales.