En Japón, la inflación empieza a ser un problema. El PIB nominal del primer trimestre creció por encima del 5% interanual, es decir, diez veces el tipo de interés oficial, situado en el 0,5%. Las perspectivas empresariales son positivas, especialmente en los sectores orientados al mercado interno, mientras que el mercado laboral está tensionado y las expectativas de inflación se están acelerando. Aunque el Banco de Japón debería subir los tipos, los aranceles siguen siendo un factor de preocupación, ya que podrían frenar el PIB y minar la confianza. La incertidumbre electoral también complica el panorama: las elecciones de la Cámara Alta, previstas para el 20 de julio, presentan una competencia entre candidatos que, en la práctica, tratan de superar al resto con propuestas de política fiscal más expansiva. Las malas perspectivas demográficas tienden a presionar a la baja las tires reales, pero creemos que la combinación de inflación y riesgos fiscales inclina la balanza hacia un repunte de las tires a largo plazo.
¿Dónde podrían surgir oportunidades en relación con estas inquietudes sobre Europa y Japón? En el Reino Unido, donde la preocupación por el deterioro fiscal provocó un repunte de la prima por plazo que consideramos excesivo, los rendimientos podrían moderarse. Además, las perspectivas de empleo parecen estar empeorando.
Crédito: los diferenciales ajustados no suponen un problema en un escenario sin recesión
Los diferenciales crediticios han revertido la ampliación observada a principios de abril y han vuelto a niveles históricamente bajos. Dado que nuestro escenario base no contempla una recesión, los balances siguen siendo sólidos y los factores técnicos de oferta y demanda continúan respaldando al mercado, mantenemos una ligera sobreponderación en diferenciales de crédito. Esta visión se refleja en el high yield estadounidense, que ofrecía una rentabilidad total del 6-7 % a fecha de 24 de junio y que, previsiblemente, seguirá atrayendo a inversores que buscan rentabilidad por carry.
También seguimos destacando la mejora estructural de la calidad del índice de alto rendimiento estadounidense, así como las opciones de financiación alternativas que tienen los emisores a través de los mercados de crédito privado, lo que ha contribuido a mantener baja la tasa de impago. Aunque los diferenciales están ajustados, también sabemos que pueden mantenerse en estos niveles durante bastante tiempo.
¿Qué podría salir mal? El riesgo es que la combinación de aranceles y una crisis del petróleo aumente las probabilidades de una recesión, lo que afectaría en general a los activos de riesgo. No obstante, salvo que la inflación repunte con fuerza, una desaceleración del crecimiento no debería suponer un problema para los diferenciales.
Materias primas: evaluar las oportunidades y los riesgos geopolíticos
Mantenemos una posición neutral en materias primas. El oro sigue contando con factores estructurales favorables, como el entorno geopolítico y los flujos de inversión procedentes de los bancos centrales de economías emergentes y de inversores minoristas. La posibilidad de que los bancos centrales aceleren sus esfuerzos por diversificar sus reservas podría ofrecer un impulso adicional. Dicho esto, creemos que conviene esperar un punto de entrada más atractivo antes de adoptar una posición larga en oro, a pesar de su marcada —aunque algo volátil— tendencia alcista. En nuestra opinión, la prima geopolítica reciente ha supuesto un impulso a corto plazo en los precios, mientras que los factores estructurales positivos se mantienen. No obstante, las valoraciones se sitúan en niveles extremos (los más altos desde 1980).
Tras el repunte de las tensiones geopolíticas, hemos optado por una ligera infraponderación del petróleo. Aunque la situación en Oriente Medio sigue siendo incierta, el mercado ya incorpora una prima de riesgo geopolítico significativa, a pesar de la caída de precios registrada tras los ataques de Estados Unidos a Irán. Dado que vemos poco probable una interrupción significativa del suministro, creemos que los precios más altos ofrecen a los productores la oportunidad de cubrir la producción de 2026, lo que podría revertir la tendencia de baja inversión en capital y la actual disciplina operativa.
Compartimos la opinión generalizada de que habrá un exceso de oferta a finales de año, lo que podría ofrecer un punto de entrada atractivo para adoptar posiciones cortas en crudo. El principal riesgo sería el considerable lastre negativo en la rentabilidad por carry.
Implicaciones para la inversión
Considerar mantener una posición ligeramente favorable al riesgo. Aunque parece que ya hemos dejado atrás la fase de mayor incertidumbre, las dudas en torno a la política comercial siguen siendo relativamente elevadas. Dado que nuestra hipótesis de base no contempla una recesión, consideramos oportuno mantener cierta exposición al riesgo tanto en renta variable global como en crédito. Dentro de la renta variable global, mostramos preferencia por los sectores de servicios públicos (utilites) y financieros. En contraposición, mantenemos una infraponderación en los sectores de materiales y energía, en este último caso reflejando nuestra previsión de que la oferta de petróleo presionará los precios a la baja.
Posicionarse para un posible mejor desempaño de la renta variable fuera de EE. UU. Pese al reciente repunte, la renta variable estadounidense sigue muy concentrada en los valores tecnológicos de megacapitalización. Hemos observado un crecimiento de beneficios empresariales similar fuera de EE. UU., pero con valoraciones más atractivas. Además, esperamos que los flujos de capital internacionales sigan desplazándose fuera de EE. UU. hacia otras regiones. Por tanto, los inversores deberían plantearse reasignar parte de su exposición en renta variable estadounidense a otros mercados desarrollados y emergentes.
Estar atentos a las oportunidades en renta fija derivadas de políticas divergentes. Aunque actualmente no tenemos una posición firme de sobreponderación o infraponderación en cuanto a duración global, sí identificamos oportunidades a nivel regional que pueden aportar alfa a las carteras. En particular, consideramos que los rendimientos en la zona euro y Japón cotizan con una prima excesiva en relación con los del Reino Unido, dado que prevemos que los estímulos fiscales, la mejora del crecimiento y el repunte de las expectativas de inflación impulsen al alza los rendimientos en estos dos mercados.
Mantenerse firmes en los diferenciales. Como no contemplamos un escenario recesivo, mantenemos una ligera sobreponderación en diferenciales crediticios, con especial foco en el alto rendimiento estadounidense. Los fundamentales y los factores técnicos siguen siendo favorables, y creemos que un rendimiento total del 6-7% continúa resultando atractivo.