Bonos del Estado: centrados en la divergencia fiscal
En el primer trimestre, la atención del mercado se desplazó de la inflación al crecimiento, y los rendimientos de los bonos estadounidenses cayeron en torno a 50 puntos básicos. Adoptamos una posición neutral en cuanto a la duración, ya que esperamos que la desaceleración del crecimiento y la persistente inflación mantengan a la Reserva Federal a la espera y que el rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años permanezca dentro de una banda de fluctuación en los próximos meses. A nivel global, observamos una divergencia en la política fiscal, con el resto del mundo relajando el gasto en comparación con Estados Unidos. El ejemplo más claro fue la subida de los rendimientos alemanes en 50 puntos básicos tras el anuncio del nuevo canciller de que el gasto en defensa quedaría exento de la norma del «freno al endeudamiento» del país. Sin embargo, después de estos movimientos significativos, somos reacios a seguir un enfoque regional sobre la duración y preferimos adoptar una postura neutral a nivel global.
Creemos que los mercados deben ser cautos al interpretar el bono del Tesoro estadounidense a 10 años como un indicador de las expectativas de crecimiento e inflación, y considerar su impacto en otras clases de activos. Dado que el gasto fiscal es un factor clave para todos los países, un mayor crecimiento podría afectar al tipo de interés oficial neutral o alterar las percepciones sobre la prima por plazo. Si el mercado estadounidense volviera a centrarse en la inflación en lugar de en el crecimiento, creemos que una subida de los tipos de interés podría provocar una caída de la renta variable estadounidense en comparación con otras regiones, debido a las valoraciones todavía elevadas.
Crédito: sigue convincente el high yield
El crédito ha mostrado un buen desempeño a pesar de la corrección del mercado de renta variable estadounidense. En los últimos años, hemos observado un patrón de reversión a la media cuando los diferenciales se amplían. Por ello, aumentamos nuestra exposición al alto rendimiento estadounidense cuando los diferenciales pasaron de 254 a 335 puntos básicos. Nuestra perspectiva sobre el alto rendimiento sigue siendo positiva debido a la mejora de su calidad (gráfico 3) y a su atractiva rentabilidad total. Estimamos que los diferenciales podrían ampliarse hasta 100 puntos básicos más antes de igualarse con los rendimientos de los bonos del Tesoro, aunque no esperamos que lleguen a ese nivel. Los indicadores técnicos de la oferta y la demanda también se mantienen favorables, ya que el crédito privado ha asumido parte de la financiación, y hay abundante capital buscando refugio en este sector. En nuestro escenario económico base, en el que no prevemos recesión, trataríamos de aumentar la exposición a medida que los diferenciales se ampliasen.
Hemos rebajado nuestro posicionamiento en activos titulizados a neutral, ya que las valoraciones resultan menos atractivas en comparación con otros segmentos más líquidos del mercado de crédito. Preferimos activos de mayor calidad en el tramo corto de la curva de tipos para generar ingresos y consideramos que hay valor en ciertas categorías de viviendas en el mercado no vinculado a agencias, donde la oferta limitada frente a la demanda sigue proporcionando un sólido respaldo a los precios de la vivienda.